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Islandia 2.0 - Seven days in Paradise - Skogar

Con la emoción en el cuerpo por la noche anterior y con unas cuantas horas de sueño para recuperarnos del cansancio, suena el despertador a las 7 de la mañana. La idea, pillar un buen amanecer en el Kirkjufell, desayunar y salir pitando hacia el sur.


12 de marzo de 2017

07:00 AM. En esta épocca del año, en Islandia, al acercarse el equinocio de primavera, tiende a igualarse las horas de sol y las de noche. Así que, afortunadamente, no hay que pegarse el madrugón para ver el amanecer. La hora prevista de la salida del sol, las 8:21.

Al llegar al Kirkj, se nota la helada caída durante la noche. Lo malo, todas las pisadas sobre la nieve de tanta gente durante el día anterior. Lo bueno, la ausencia casi total de gente. Y claro, sobre la climatología, no podemos decidir. Si pudiéramos, seguro que estáis de acuerdo conmigo, es que durante el día estuviera nublado, al amanecer y al anochecer nubes altas y por la noche despejado. Se nos puso de cara durante la noche anterior, claro, pero no se cumplió el deseo para el amanecer. Cielo raso por completo. Bueno, intentaremos aprovechar antes de que aparezca "el Lorenzo".


Kirkjufell es muy sencillo, al menos la zona, digamos, básica. Cruzas un puentecito sobre las cascadas y, desde aquí, hay una pendiente que desciende hasta el laguito custodiado por las propias cascadas y la famosa montaña. Cuidado, hay que tener mucha precaución con esa pendiente. El hielo, resbala!!!!! jajajaja. Nuestros traseros así lo pueden confirmar.

Al aparecer la luz del sol por la zona de Grundarfjordur, lógicamente, al este de nuestra posición, Como había dicho antes, la ausencia de nubes nos hizo tener que componer intentando meter menos cielo. Alguna panorámica, algún detalle del hielo formado en el lago, las cascadas... y regreso para el desayuno.



09:00 AM. Nuestro hotel no dispone de servicio de desayuno, más que nada porque es una Guesthouse. Es domingo por la mañana, por lo que, os aseguro, nos costó mucho encontrar algo abierto para desayunar. Deberíamos haber ido al super al llegar el día anterior. Bueno, al final, junto al puerto, encontramos una cafetería muy molona. Una especie de Starbucks a la islandesa. Buen café y buenos bollos.

11:00 AM. Tenemos por delante 330 kilómetros hasta nuestro destino final del día, en Skogar. La intención, bajar por la ruta fácil, es decir, deshacer lo hecho el día anterior y, al llegar a Reykjavik, pillar desvío hacia el este hasta llegar a Selfoss. Allí buscaremos un super y nos aprovisionaremos. El día sigue estupendo, pero ya se intuye un cambio. Bastantes nubes comienzan a aparecer en el cielo. Incluso alguna gotilla nos cae encima. Una vez abandonado Selfoss, nuestro destino es Seljalandsfoss. Luego Skogafoss y directamente después, a hacer el check-in.

Durante los meses previos, mientras diseñamos la ruta, decidimos incluir subir hasta Bruarfoss. Lo que nunca llegamos a decidir era si hacerlo este primer día o en el día de regreso hacia Keflavik desde Hofn. Como nos habíamos entretenido durante el camino haciendo varias paradas, decidimos hacerlo en la vuelta, ya que, si no, con lo intenso que iba a ser nuestra ruta ese día, era mejor así. Primera vez que se escuchaba en el coche "lo vemos a la vuelta". Ese "lo vemos a la vuelta", se convirtió en un cajón de sastre donde fuimos metiendo un montón de lugares que, lógicamente, la mayoría quedaron en el olvido.


02:00 PM. Llegamos con más retraso del previsto a Seljalandsfoss. No había gente... ¡Estaba la población mundial allí reunida! Ahora sí, podía corroborar lo que me había dicho mi amigo Ignacio Medem. Era una locura. Coches, furgonetas, camiones, autobuses, motos... ¡por doquier! Es ese momento que dices: ¿Pero qué hace tanta gente aquí? Pero claro, tú también formas parte de "tanta gente" y lo mismo pueden pensar el resto de personas. Una lástima que se haya masificado tanto. Bueno, nos encaminamos hacia la cascada. En ese momento, el cielo está prácticamente cubierto. Genial, siendo la hora que es, es lo mejor que nos puede suceder.

Más o menos, les indiqué a mis compis los mejores sitios del lugar: en el puente de madera (mejor dicho, junto a él, ya que el paso de la gente lo mueve en exceso); en la ladera junto a la cascada; detrás de la cascada... Vamos, lo más típico. No podíamos estar mucho tiempo allí. Nos quedaba llegar a Skogafoss, al hotel e ir a por la puesta de sol a Dyrholaey.

04:00 PM. Nos vamos directamente a la cascada de Skogafoss. Como el hotel está al lado, a escasos 800 metros y les habíamos avisado que llegaríamos por la tarde, decidimos hacer Skogafoss primero. Curiosamente, había menos gente que en Seljalandsfoss. Comienza a llover. Seguramente la ausencia de gente se deba a esto. Nosotros a lo nuestro. De nuevo en busca de los encuadres más conocidos. Junto al río, bajo la cascada...

Al final, como se nos echa el tiempo encima, decidimos no subir los tropecientos escalones que dan acceso al mirador. Yo se lo recomendé a mis compis, pero que yo no subía, que ya lo había visitado en mi viaje anterior. Ellos decidieron no subir tampoco.

Al final, cuando ya nos íbamos, nos dimos cuenta que estábamos solos en Skogafoss, asi que aprovechamos a hacer la típica imagen con toda el agua cayendo y un personajillo justo bajo la cascada de agua. ¡Ea! Ya está, listos. Vamos para el hotel.

06:00 PM. Instalados por fin en nuestras habitaciones, nos reunimos para planificar la ruta a seguir. La idea era o ir a pillar la puesta de sol a Kavernufoss, la cascada en la que puedes acceder a su interior, o directamente ir a Dyrholaey. Optamos por los acantilados de Dyrholaey. De esa manera, después del anochecer, aprovechavamos en ir a cenar a Vik. El tiempo, definitivamente, no nos acompaño. De hecho, se estropeó bastante. Mucho. Al menos nos permitió sacar algo decente en Dyrholaey. Teníamos idea de, ir a las dos localizaciones típicas de allí: los acantilados del aparcamiento, desde donde se ve toda la playa de Reynisfjara y el faro, donde puedes componer metiendo el gran archo de piedra que hay en el mar. Al final, debido a las limitaciones que nos produjo la lluvia y el fuerte viento que suele haber siempre en esta zona, al poco del ocaso nos fuimos a Vik a buscar algo abierto donde cenar.

10:00 PM. Ojo si váis a Islandia con mentalidad culinaria/horaria española. No por los gustos, sino por los horarios. A las 10 de la noche es prácticamente imposible encontrar algún sitio que tenga la cocina abierta todavía. Imposible. Nos véis a los cuatro deambulando por la ciudad buscando donde llenar el buche. Nada. Nos dimos por vencidos y a eso de las once nos fuimos al hotel a comer algo de nuestras provisiones hispánicas, jamoncito, fuet, chorizo...


La cambiante climatología nos dio un respiro y durante un rato, pareció despejarse hacia el norte. Premio!!! Equipos preparados y a Skogafoss. Fueron apenas 50 minutos de tregua, pero, de nuevo nos sonreía la suerte y pudimos hacer algo decente con la cascada y una dama verde que nos regaló Islandia. Poco a poco se fueron cubriendo esos claros que aparecieron y la lluvia arreciaba. No tenía visos de amainar.


Nuestro segundo día en la isla ya no daba para más. Cada poco tiempo nos asomábamos a la ventana intentando hacer fuerza a la madre naturaleza y que nos diera una tregua. Ya no hubo manera, pero tampoco nos quejamos. "Bueno, chicos. Mañana amanecer en Reynisfjara. A las 6:30 en el coche. Hasta mañana".












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